martes, marzo 06, 2007

La bicicleta balón

Cuando pasé caminando por su costado y me habló en un tono exasperado pensé que era algún delirante callejero, de los que hay tantos y cada vez mas. Estaba estacionado con su bicicleta en la vereda frente a la entrada lateral de Shopping del Siglo, por calle Paraguay. Sin embargo, nomás verlo supe que no era un delirante y parecía estar ocurriéndole algo.
Me decía algo acerca de su bicicleta, que alguien la había aplastado con un automóvil y que estaba averida. Esto sonaba incohorente, pero examiné rápido la bicicleta y ví que la parte tracera de la misma tenía el soporte del porta-equipaje doblado hacia la rueda, trabándola. Era una vieja bicicleta balón, la bici de paseo para la dama, sin caño trasversal, una antiguedad por cierto no muy bien conservada. Hace falta un buen golpe para torcer esos caños.

Por curiosidad le pedí mayores precisiones para comprender como había pasado esto y así comenzó a contar desde el principio.
Es uno de los guardias de seguridad de Shopping del Siglo. Vive muy lejos en zona sur y se moviliza en la vieja bicicleta balón. Al entrar a trabajar al shopping deja su bicicleta atada a un árbol próximo a la entrada del establecimiento con un gruesa cadena. El árbol está a un metro de la salida de un garaje. Aparentemente la tarde anterior alguien salió de ese garaje con su automóvil y aplastó la bicicleta, aunque ésta no está en el camino de los coches que salen del garaje. Por extraño que suene, pude constatar esto porque el automovilista no solo aplastó la bicicleta, sino que además chocó el árbol al cual ésta estaba encadenada. El árbol habría sido plantado el invierno pasado y aún es dévil, prácticamente fué arrancado de cuajo. Además, hay testingos que identificaron al agresor.

Me pregunto que hay en la mente de una persona que conduce un automóvil de tal forma. En lugar de un árbol o una bicicleta en ese lugar podría haber habido una persona, un niño tal vez. Sé que parezco una anciana quejándose ante la cámara de TV, pero realmente es atroz.
Si bien hay una campaña de forestación en Rosario, parece haber una campaña de violencia contra los árboles a la vez. Todos los árboles que son plantados en el centro de la ciudad son sistemáticamente violentado. Esto se nota especialmente cuando se observa la forma en la que éstos crecen. Las ramas más bajas de los que consiguen llegar a la madurez se hallan a mas de 4 metros del suelo, las mas bajas ya fueron arrancadas.
Muchas veces estos ataques no son mas que accidentes, camiones o micros destrozan las ramas bajas de los árboles. Pero las ramas que crecen hacia las aceras son igualmente arrancadas en actos de bandalismo que ocurren mayormente de jueves a sábados entre medianoche y el alba. Comprendo que el adolescente tenga necesidad de llamar la atención, pero ¿Que hay que 'copado' en atacar a un indefenso e inocente árbol?. Si esto se les hace los árboles que diariamente nos proporcionan sombra y oxígeno, ¡Que no se les hará a los árboles de distantes bosques y selvas de los cuales solo sabemos por libros y documentales!

Volviendo al problema de la bicicleta, este árbol sufrió esta clase de violencia, aunque se trata de un accidente con la salvedad de que ocurrió sobre la acera. Alguien que sale de un garaje arrollando todo a su paso, destruyendo no solo la propiedad pública sino también la propiedad agena ¿Está en condiciones de portar una licencia de conducir? Me pregunto si es admisible que así sea.

Mientras tanto, él seguía maldiciendo a su suerte y aguardando a que aparezca el responsable que según parece está identificado para exigirle una compensación. Con razón desespera ya se vé obligado a venir pedaleando desde zona sur con una vieja bicicleta balón para ahorrarse el pasaje de colectivo. Y para colmo alguien que piensa que no debe explicaciones a nadie, en forma muy arrogante, destruye la bicicleta y se desaparece de la escena sin siquiera al menos averiguar a quien pertenece y como puede enmendar su acto. Él se sabe víctima de una injusticia y eso le hace rabiar. Sabemos los lenta que es la justicia y el peso que tiene un buen abogado en un proceso judicial; esto acabó por desconsolarlo del todo.
La naturaleza es cruel con los déviles.

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