jueves, junio 07, 2007

Los durmientes

Alberto Panduro - corresponsal en Chaos city - Buenos Aires

Puede ocurrir que uno esté viajando por los subterráneos de la ciudad del caos a toda velocidad, en un tren que salió de la terminal en el centro de la ciudad atestado de pasajeros ansiosos. El coche en el cual viajamos paulatinamente va vaciándose a me dida que se progresa en el recorrido. Puede pasar que en determinado momento solo queden pasajeros sentandos en el coche y que todos ellos, todos, se hallen dormidos salvo quien relata. Esto puede tener notables parecidos con alguna obra del pintos Antonio Berni.

Sin embargo esto no es una pesadilla ni un delirio, en efecto, todos y cada uno de los pasajeros que quedaron en el bagón estaban dormidos o dormitando. Muchos de ellos se balanceaban al ritmo de las imperfecciones de la vía férrea. Otros se habían afirmado mejor volcando su cabeza hacia atrás lo que causaba muecas de bocas abiertas. Muchos apoyan sus cabezan en los pasamanos, algunos emplean sus bolsos o mochilas como almohadas.

Todo lleva a pensar que todas estas personas acunadas en los brazos de morfeo pasarán de largo la estación en donde deben bajar. Sin embargo súbitamente al llegar a una estación, uno o varios de los durmientes se incorpora y camina hasta alguna de las puertas del coche, baja y continúa caminando. Este fenómeno se repite en buses y trenes. Los pasajeros durmientes detectan el lugar del recorrido en donde se encuentran y comienzan a moverse al llegar el momento de descender. No se ha podido determinar si el pasajero en cuestión despertó o se halla en estado de sopor animado. Se trata sin duda de funciones automáticas profundamente implantadas en la mente inconsciente de estas personas que pareceb actuar programáticamente.

Multitudes de gentes automatizadas sacuden el polvo de estas calles diariamente, antes de las 9 y luego de las 18, con rostros compungidos por el dolor de la existencia, las miradas bajas y el paso apretado. Las distancias en la ciduad del caos y sus ciudades satélites son considerables, el conglomerado urbano se extiende mas de 70 kilómetros al sur, y 100 kilómetros al norte. A algunos de los mortales que la habitan les toca en suerte vivir en un extremo del caos y trabajar en el otro. Viajar 2 horas desde el hogar al lugar de trabajo es cosa cotidiana para algunos. De esta forma las perspectivas de vida y tiempo libre son pequeñas y la única forma de hacer lugar para alguna actividad que permita sentirse vivo es quitarle horas al sueño, que luego son recuperas en los coches dormitorio, o los buses dormitorio. Para que todo funcione bien, cada individuo desarrolla la habilidad de caminar dormido, es decir un sonanbulismo autoinducido, de forma de poder dormir mientras se traslada. La rutina es un componente escencial, dado que los recorridos y los horarios deben ser siempre los mismos de forma que esto quede implantado en el inconsciente de cada durmiente.

Se trata de una maquinaria compuesta por miles de piezas cuidadosamente sincronizadas, cada llendo por el mismo camino, a la misma hora, pisando la misma valdoza. Si algo falla, si un tren se atrasa, o un servicio deja de funcionar, el caos sobreviene y la furia estalla. Los durmientes, violentamente despertados se ven empujados a tomar desiciones porque su rutina fué deshecha. Sus rostros sombríos de miradas bajas se encienden e incendian boleterias, apedrean policías y destruyen bagones. Se hace patente el clima tenso y electrizado que precede a la tormenta. El coas vuelve a atravesar la ciudad dejando su estela de tedio y frustración.

Al cabo de unas horas, lentamente los servicios son normalizados y reestablecida la rutina todo vuelve a la normalidad. Los momentos de caos sirven además para la catarsis y los durmientes vuelven a circular en forma automática por la ciudad del caos.

viernes, junio 01, 2007

Basura

Alberto Panduro - corresponsal en Chaos-city Buenos Aires

Transitando por las calles de la parte antigua de la ciudad poblada por oficinas de reparticiones estatales, montículos de basura volcados de los contenedores azules obstruyen veredas y calles, parcialmente. Invariablemente a un costado del montículo se encuentran una o varias personas buscando entre los desperdicios y colocando a un costado en otros montículos elementos de papel, cartón, vidrio o metal. Se trata de los "clasificadores de basura", fenómeno que data de las postrimerías de la década de los 90 en las ciudades argentinas. También se los conoce como "cartoneros" o despectivamente como "cirujas".
La capital del caos no podía estar excenta de este fenómeno que aquí sorprende por la magnitud: el alto de los montículos, la frecuencia con la que se los encuentra y la cantidad de gente trabajando en ellos. Es natural, aquí se encuentran los mejores desperdicios del país y en cantidad, especialmente en la zona burocrática comprendida por las avenidas Independencia, 9 de julio y el río, el microcentro y parte del casco histórico, en donde toneladas de papeles son arrojados a la basura diariamente, ya que la burocracia tiene a este producto como vehículo (las computadoras están para descomponerse o ser objeto de la ignorancia).
Así mismo, zonas como Barrio Norte, Palermo y Recoletta ofrecen la basura mas "paqueta" del país. Personajes como Mirtha Legrand llenan los tachos con emboltorios de maquillaje y cajas de bombones de licor. El contenedor de la cuadra donde vive Charly García por ejemplo (Las Heras y Santa Fé) está siempre lleno de botellas vacías, televisores rotos y amplificadores destruidos, exelentes fuentes de cobre y aluminio.
Nuestros amigos los clasificadores llegan en oleadas al crepúsculos y como un silencioso ejército de hormigas que trabajan hasta pasada la medianoche separando lo que alguna vez fué un lujo y convirtiéndolo en el pan del día para una familia. Muchos de ellos, especialmente niños, llegan mas temprano para vigilar alguna fuente conocida de cartones y evitar que alguien mas se apodere de ellos, o los recolectores de residuos se los lleven. Gentes de todas las edades sin distinción de sexo trabajan en la paciente labor de volcar, revolver, separar, apilar. El producto es prolijamente acomodado en bolsas y transportado en carros tirados por ellos mismos. Los herederos del "botellero" de barrio ni siquiere cuentan con la dignidad de ser hombres de a caballo, la tracción a sangre está prohibida en la capital. Tampoco compran los elementos que acumulan como hacía el botellero, que al grito de ¡El botellero! perturbaba la hora de la siesta y compraba cobre, plomo, aluminio y por supuesto botellas.
Los preciosos restos de la vida moderna de los habitantes de la capital son acumulados en depósitos transitorios hasta que son transportados a los puntos donde los aguardan los 'mayoristas' de la basura: aquellos quienes compran y pagan en el acto los desperdicios ya clasificados, pesándolos y cargándolos en camiones. Suelen estar en esquinas clave como Alsina y Roca.
La retirada del este ejército de trabajadores de la basura sin embargo no daja mas limpia a la ciudad. Recuérdese que la paciente labor consisten en volcar, revolver, separar, apilar, aunque no en volver a juntar. Todo lo que debiera estar dentro de los contenedores yase desparramado en el suelo. En su apuro por acabar su trabajo y regresar a sus hogares que indefectiblemente están situados en zonas periféricas y lejanas, nuestros amigos dejan lo que no les servía en las veredas y las calles. En algunas esquinas, como la de Alsina y Bolivar, ya se han formado basurales, los cuales por definición son endémicos: una vez que quedó un poco de basura acumulada todo aquel que pasa por el lugar arroja sus aportes de desperdicios sin sentir culpa y el montón de porquería se sigue acumulando.Todo esto sin contar la suciedad característica de la ciudad, producto de lo que los transeuntes arrojan despreocupadamente en la vía pública. Una generación de argentinos está creciendo entre los desperdicios de los demás. Millones de compatriotas fueron arrojados literalmente "a la basura" por el sistema económico y social instaurado por el menemismo durante los 90s. Y en la propia basura paradójicamente encontraron su sustento.
Naturalmente la visión de la basura afea la ciudad y molesta a las señoras. Se comprende la situación: se encuentran tomando te con masas y jugando bridge en alguna confitería Pueyrredón y Santa fé y al otro lado del vidrio un niño andrajoso y despeinado revuelve un costal de porquerías, se lleva a la boca un trozo de pan que había dentro, toma lo que le es útil y deja lo que no le sirve en el cordón de la vereda. El hecho de ver a un ser humano alimentándose de basura no conmociona a nadie; el desorden y la mugre en la vía pública sí.
Como era de esperarse, varios de los candidatos a jefe de gobierno de la ciudad para les eleccione a celebrarse el próximo domingo 3 de julio se han hecho eco de la disconformidad de la señoras. Según una publicación on-line "Telerman erradicará a los cartoneros. El jefe de Gobierno porteño y actual candidato aseguró que en caso de ganar los próximos comicios prohibirá la tarea de cartoneo y en ese sentido destacó que impulsará la creación de espacios verdes para encauzar la situación." Nota completa en http://www.elmunicipal.com.ar/despachos.asp?cod_des=4270&ID_Seccion=130. "Erradicará" suena a sacudirse el yugo de un mal, o erradicar una plaga como ratas o langostas. Tal sería el sentimiento que provoca la irrupción del ejército de trabajadores del cartón en la Ciudad-Caos.
Por favor toma nota, oh querido lector, que no se discute como hacer que estas personas obtengan un empleo digno y limpio para que dejen la basura; solo se discute como evitar que sigan perturbando la visual y el olfato a las señoras. Dá igual que existan millones de compatriotas creciendo y alimentándose en la basura, lo que importa es que no molesten. De esa manera las señoras podrás seguir viviendo en su ficción de que Chaos-city es una buena réplica de París o Londres sin pobres ni ratas por doquier.El pragmatismo de los candidatos de jefe de gobierno del distrito de la mejor basura del pais da tanto o mas asco que la misma basura que dicen van combatir. Sería como esconder la mugre debajo de la alfombra, pretender negar lo que es este pais: un pais pobre en donde millones de personas deben sofocar sus necesidades como animales. La mentira en la que quieren continuar viviendo las señoras de Ciudad-Caos se parece mucho a la idea de nuestro querido procer Domingo Sarmiento, quien pensaba "herradicar" al criollo y al nativo americano y reemplazarlo por europeos anglosajones de buen ver, como quien trae a su gallinero media docena de gallinas ponedoras y hace puchero con los pollos olgazanes. Parece que las cosas han cambiado poco en 150 años.