martes, enero 30, 2007

Expedición a las islas II

La flota remonta el riacho Paranasito de regreso a la embocadura. A duras penas consiguen llegar a un lugar próximo que parece un buen emplazamiento para el campamento. La correntada es fuerte debido a la crecida que originaron las fuertes lluvias en la provincia de Tucumán.

Siendo las 18 horas aproximadamente, las naves son empujas a tierra e inmediatamente recobrado el aliento, comienzan las faenas de acampar. El tiempo amenaza lluvia, con cielo cubierto y la típica brisa cargada de humedad. El capitán Morleau ordena acopiar leña seca y levantar la tienda para poder almacenar el equipo que no debe mojarse en un lugar a prueba de lluvia.
El instinto de viejo lobo de mar de Morleau no falla; a poco de levantar la carpa comienza a llover despaciosa pero constantemente, situación que no se modificará hasta avanzada la madrugada.
Comienzan a sacarse algunos equipos del tambucho del kajak, los cuales están mojados. Por fortuna los equipos electrónicos bulnerables a la humedad se hallan en sus propias cajas herméticas. Los equipos mojados se tienden en una soga con pocas esperanzas de secarse debido a la humedad y la llovisna.

Una vez solucionados estos percances menores la expedición comienza a dedicarse a su verdadero cometido que es realizar una investigación científica. Alexis y François arman líneas de pesca y comienzan arrojarlas para obtener muestras de peces de la zona con el objetivo de rastrear a Paranaíto y porqué no probar la carne de los peces de río, con objtivos científicos, naturalmente. A poco de comenzar la pesca se cobran la primera presa: un pez con aspecto de monstruo prehistórico que es prontamente arrojado de vuelta al agua ya que no alcanza ni para que cene una persona. Los lugareños le conocen como 'Armado' y su carne suele ser grasosa. Afortunadamente (para el amado) la expedición cuenta con provisiones.

El capitán Morleau mientras tanto realiza una exploración por tierra de los alrededores del campamento. A poco de caminar encuentra alambrados y corrales, caballos sueltos y vacas en un lugar denominado 'puesto', el cual parece desabitado por el momento.
Estas tierras de poca importancia hasta hace pocos años cobraron súbitamente valor debido al alza del precio de las carnes vacunas, de manera que no ha quedado rincón de las islas sin utilizar para el pastoreo. La expedición se halla virtualmente rodeada de bosta. El daño que la gran cantidad de animales provoca al ecosistema se hace patente en la cantidad de zonas desbastadas y los incendios provocados para la quema de malezas que permite el crecimiento de pasturas adecuadas para el ganado.

Mientras tanto Alexis y François desisten de pescar a Paranaíto y comienzan a hacer el asado. A pesar de ser un asador experto en condiciones adversas, Alexis refunfunia porque no logra obtener un buen fuego. De cualquier forma las carnes son asadas, aunque salen jugosas; lo cual no es un impedimento para que todos cenen abundantemente.

Posterior a la cena continúa la caza de Paranaíto. Alexis toma la iniciativa de busear en el canal para obtener pistas, pero lo hace sin avisar y al salir a la superficie es confundido con el monstruo.
La pesca cedió y no ha vuelto a salir nada y la lluvia no se detiene. Para colmo aparecen los infaltables habitantes de la isla: mosquitos, miles de ellos.
Afortunadamente la carpa cuenta con tejidos mosquiteros y un espiral quedó ardiendo dentro, lo cual garantiza que no halla mosquitos dentro al momento de ir a domir, no que intenten meterse tampoco. Virtualmente, la carpa es una bolsa de humo de espirales.
François se apertrecha contra los moscos, botas de goma, pantalón largo e impermeable lo cual le garantizará transpirar debido al calor reinante. Igualmente los pérfidos insectos se las ingenian para picar en el rostro, las manos y detrás de los anteojos.
El capitán Morleau se acerca mas a la fogata y la alimenta para que humee, ésta es según dice, la mejor forma de espantar a los insectos, aunque es necesario aumarse como un jamón.
Alexis opta por irse a dormir a la carpa, lo cual a la larga es la opción mas inteligente porque, de cualquier sin pesca y ya sin mas vino, poca cosa hubo para hacer.

Sin embargo, la noche se reserbaba algo mas. La noche lejos de ser silenciosa y quita es un concierto de toda clase de sonidos de insectos y animales. Continuamente se pueden mujidos de vacas que se responden desde un extremo a otro de la isla, monótonos. Esto confirma la hipótesis de Morleau: estaban rodeados de bosta, hay vacas por todos los costados. A juzgar por los idéntico de los mujidos se deduce que las vacas poco tienen que decirse. Repiten siempre lo mismo continuamente toda la noche por puro aburrimiento, o porque nunca han sido muy inteligentes, quien sabe.
De en frente del canal se divisan ojos brillantes. Luciérnagas. Escarabajos. Ranas.

El agónico llamado del amor de la nutria de río se oye desde el monte que delimita el campamento en donde se supone hay una laguna. Un gorgoteo gutural parecido a un llanto ahogado que el nutrio produce indica se encuentra defendiendo territorio, advirtiendo a los otros nutrios e invitando a las nutrias a la cópula.

Súbitamente en dirección sureste aparece una luz en el cielo que primero parece una estrella pero rápidamente se nota en movimiento y semeja a un avión o avioneta volando a poca altura con un reflector frontal y valisas rojas y azules en las alas. Su trayentoria hará que sobrevuele el campamento. Sin embargo al estar a escasos 200 metros cambia violentamente su trayectoria hacia el norte y sigue volando a la misma altura. Desde el campamento se lo ve ahora de costado y aparecen mas valisas rojas, azules y amarillas que cambian de color. Pero ahora se nota la escasa velocidad a la que vuela el aparato, y lo mas extraño, no produce ningún ruido.
Ni Morleau ni François tienen una explicación para lo que han visto. El aparato se alejó hacia el norte hasta perderse de vista.
Luego de esto, ambos decidieron que ya es suficiente y se introducen en la carpa para dormir.

Continúa ...

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es un armado!!! Es una vieja del agua.